24 jul 2011

Pequeño tigre


Solución y final. Solución final a la angustia, a las nefastas decisiones que tomar. Porque el milagro de tornar en certeras las apuestas segundo a segundo te lastima. Te hieren las llagas, te vacían. Sin certidumbre, a ciegas, con palos y látigos te golpearán los errores. Vives de la decisión que habrás de acoger mañana si ya sobreviviste a la de hoy. Has nacido así y aquí, sobre esta ruleta, registrados tus movimientos en la selección de la flecha. Eres un cobarde al no girar la flecha, si tu filosofía de supervivencia es observarla detenida. La parálisis es otra forma de vida, reconocida y contrastada. Cantarás la canción que todos cantan, bailarás como te marquen los pasos. La pista está preparada para que pierdas el ritmo. Retrasado, perderás el hilo de los movimientos. Te adelantarán. Bailarás una música antigua. Tomarás la decisión equivocada de acelerar y te perderás, sobreacelerado.
Cuando muestres los colmillos será demasiado tarde, pequeño tigre. Morderás lo que ambicionas y clavarás los dientes en hueso. Te recuperarás y morderás para ganar. Clavarás los colmillos en acero. No grites si te duele. Y menos te acerques a mí pues te diré que te lo dije. Estarás acabado cuando te creas más fuerte. Cuando pienses que aprendiste de tus errores comprenderás que estás cometiendo el mismo error que te condujo al fracaso. Saberte más listo sólo provocará carcajadas. La vida se reirá de ti.
Eres una pieza que no encaja en ninguna parte. Tu corazón no tiene color en el desorden de un ecosistema de anarquía. Tu poder, aquello posible, la porción controlable, se reduce a la decisión final, la que empecé a explicarte al principio del cuento. Has de sopesar las opciones y calibrar el valor del contenido de la balanza, de sus bandejas decisivas. ¿Qué te conduce a la buena vida y qué te llevará a la perdición? Te preguntarás por qué te hablo ahora de que puedes tomar decisiones si anteriormente te conté lo de girar o no girar la flecha. Pues de eso se trata, de girar o no la flecha. Tan simple como eso. Otro asunto es lo que suceda después, pues aunque no la toques ella se moverá por ti. Es tu condena, pequeño tigre.

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