31 dic 2010

Las diez y cuarenta y dos minutos del treinta y uno de diciembre de dos mil diez


Hora y dieciocho minutos. Las doce serán tras ese tiempo. Son minutos de recuerdos, de llamadas de teléfono, de más recuerdos… Y el mundo sigue adelante en sus fechas, terco en su avance y obstinado. Los que atrás quedaron en el recuerdo perduran o en el olvido yacen. También los propósitos yacen, con las ilusiones, en la misma lápida.
Minutos, minutos, minutos. De una campana surgirá el nuevo año. Minutos para pensar en ella. Minutos para pensar en ella hasta el repicar. 2011 dirá si viviré de los recuerdos o de los sueños. Yo, diré, contra la inexorabilidad del tiempo, si quiero seguir viviendo de tales desviaciones del alma… Soñar. Recordar. No hay peor memoria que la que guarda el amor imposible. No hay peor sueño que el recordar que la amo.

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